No hace falta volver a insistir sobre la revolución que podría suponer el hidrógeno como nueva energía marina. Sin embargo, hay cuestiones prácticas con implicaciones «ciudad-puerto». Los expertos de Lloyd’s Register afirman que el hidrógeno tiene un potencial energético entre 2 y 4 veces menor que los hidrocarburos. Tendremos por tanto que almacenar una cantidad mayor proporcional. Para ello se necesitan terrenos adicionales donde instalar contenedores diseñados específicamente para ese propósito, así como espacios de amortiguación debido a la peligrosidad del producto. Si tenemos en cuenta la presión urbanística que existe sobre las grandes ciudades, parece difícil adquirir tantos terrenos nuevos. La solución propuesta por el puerto de Rotterdam (Países Bajos), Mitsubishi, Koole Terminals y Chiyoda parece prometedora: ¡reutilizar las infraestructuras existentes!, dando nueva vida a las antiguas terminales de graneles líquidos. Para ello, habrá que almacenar el hidrógeno en forma de MCH (metilciclohexano) y no en la forma «clásica». El proceso, denominado «SPERA Hydrogen», fue probado en 2020 durante un viaje inaugural realizado entre Japón y Brunei.

La pandemia había retrasado la renovación del hotel de lujo Puerto Norte y su restaurante. El edificio ocupa antiguos silos, siendo uno de los sitios emblemáticos de la operación Ciudad Puerto desarrollada en el sector de Puerto Norte que los participantes en las actividades realizadas tras la conferencia de la AIVP en 2010 pudieron descubrir. La propia operación Puerto Norte sirve de modelo al proyecto previsto en San Lorenzo, ciudad situada a 23 km al norte de Rosario, a orillas del Paraná. Están programadas zonas residenciales, oficinas y comercios. Complementado por un nuevo paseo marítimo y espacios públicos y recreativos, se ofrecerá a los ciudadanos un nuevo paisaje y un nuevo lugar atractivo.

A esta convocatoria respondieron más de 191 equipos, un gran éxito que demuestra el interés por este proyecto desarrollado por el Museo Marítimo. El equipo ganador, coordinado por Rodrigo Quintella Messina, arquitecto urbanista brasileño, se basó en la proximidad del agua y el imaginario portuario para presentar su proyecto como un espacio común que reuniera a los futuros visitantes más allá de las diferencias culturales. El Museo completará un complejo cultural que ya cuenta con cinco instalaciones culturales.

Es fundamental invertir en el desarrollo de la comunidad local para mantener una relación Ciudad Puerto sostenible. Un ejemplo de ello es el caso del puerto de Dublín (Irlanda) que ha lanzado la edición 2021 de su programa de becas con el objetivo de ofrecer a los residentes portuarios la posibilidad de seguir su trayectoria educativa. Otra opción es asociarse con instituciones locales, como ocurre en San Antonio (Chile), donde la autoridad portuaria firmó un convenio de colaboración con el Parque de la Ciencia para el desarrollo de actividades educativas destinadas a niños y adolescentes. El programa incluirá cursos técnicos para jóvenes. Este tipo de convenio también puede ayudar a desarrollar el capital humano en la comunidad portuaria, tal y como lo muestra el nuevo convenio de capacitación y asistencia técnica firmado por el puerto de Buenos Aires (Argentina) y la Junta de Seguridad del Transporte (JST).

En el norte y el sur de Europa, dos nuevos proyectos facilitarán el acceso al patrimonio marítimo y crearán nuevos conocimientos. En Riga, la autoridad portuaria lanza nuevas visitas virtuales a los faros de Miķeļbāka, Kolka e Irbe. Los recorridos se han diseñado combinando varias fotos panorámicas y también incluirán interesantes relatos históricos audio. Esta iniciativa forma parte del proyecto Puerto Digital del Puerto de Riga puesto en marcha el año pasado y que finalizará en otoño de 2022. En Lisboa, se ha puesto en marcha un nuevo proyecto denominado «Almada» que pretende estudiar el legado de la pintura mural de Almada Negreiros, una de las figuras clave de la vanguardia y el modernismo en Portugal. Entre los lugares contemplados se encuentran los murales de las estaciones marítimas de Alcântara y Rocha do Conde de Óbidos. El proyecto nace de la colaboración entre el Puerto de Lisboa, las Universidades de Évora y Nova de Lisboa y la Dirección General de Patrimonio Cultural.