Desafío(s)

Recomendación(es)

Concebir una organización espacial que permita o preserve aperturas visuales hacia el agua y el puerto

Los llenos y los vacíos, las perspectivas, las alturas de los edificios y sus formas volumétricas,... son otros tantos elementos en los que se puede intervenir para optimizar la integración de los espacios de interfaz ciudad/puerto en el contexto urbano y portuario existente. Las reflexiones permitirán preservar y/o crear perspectivas visuales hacia el agua, las dársenas, el patrimonio portuario reutilizado, el puerto y sus actividades.

Buena práctica

Al momento de su creación en 1895, la ciudad de Le Port era una ciudad monofuncional, una ciudad herramienta, organizada en su totalidad únicamente para el desarrollo económico del puerto y cuya trama estaba trazada para garantizar las necesidades de tránsito de mercancía. En los años 1960 se lleva a cabo el corte de la ciudad con el puerto y el mar: la vía férrea cesa sus actividades, se construyen murallas alrededor de las dársenas, lo que materializa la frontera física – y simbólica – con la ciudad.
En 1971, la constitución de un nuevo Ayuntamiento marca un quiebre: el primer plan rector será el fundador de un urbanismo que afirma la voluntad de crear una ciudad verde y de abrirla hacia el mar. Se basará en una gran campaña de adquisición de terrenos que abarcará más del 75% del territorio. En marzo de 2000, el Programa « Ciudad y Puerto, la ciudad es puerto », inspirado en lo anterior, se traducirá en la adopción por parte de los interlocutores institucionales de una carta relativa a su implementación operacional.
Con la voluntad de abrir la ciudad hacia su puerto, es preciso comprometerse en una lógica totalmente nueva: pasar de esta ciudad herramienta, cuya trama se había organizado inicialmente en una lógica de tránsito, a una lógica de porosidad reorganizando las circulaciones y abriendo los espacios con el fin de permitir la apertura hacia una fachada marítima que debe convertirse ella misma, en un nuevo polo de atracción. El desafío también consiste en lograr elevar la densidad de la ciudad para enfrentar el crecimiento demográfico (de 40.000 habitantes a 60.000 previstos para 2020) en un territorio restringido, y en ser autónomos en materia de energía de aquí a 2030.
Una de las principales intervenciones para responder a esto consiste en la creación de un eje estructural, el Paseo del Océano, cuyas obras comenzaron en la primavera de 2009. Desde ahora, atraviesa la ciudad de este a oeste a lo largo de 2 km. Este nuevo eje desembocará en la plaza de Pointe des Galets, espacio público concebido alrededor de tres « Grandes Casas », residencias de estilo colonial, de las cuales una podría transformarse en museo. Dominando los muelles, están programadas manzanas que combinen residencias y comercios. Para responder al principio de porosidad, se habilitarán líneas visuales destinadas a mantener las vistas hacia el puerto para las calles vecinas, mientras que las fachadas de los edificios serán tratadas en cascada, abriéndose hacia la nueva fachada marítima.

En imágenes