Tras sufrir los devastadores efectos del huracán Sandy en 2012, el gobierno de Nueva York admitió que el cambio climático es la mayor de las amenazas que enfrenta hoy la ciudad. La Oficina de resiliencia de la alcaldía se creó con el fin de preparar a la ciudad para este desafío. Existen pruebas científicas que dejan en claro que algunos sectores de Bajo Manhattan se inundarán periódicamente con el aumento del nivel del mar. En respuesta a este nuevo escenario, y con la cooperación del estado, la ciudad ha trabajado en la evaluación y planificación para la adaptación al cambio climático de los sectores más vulnerables de la costanera. Los dos resultados más tangibles son el estudio Lower Manhattan Climate Resilience, sobre resiliencia ante el clima del Bajo Manhattan, y el proyecto East Side Coastal Resiliency, de resiliencia del sector costero oriental. Ambos planes corresponden a la estrategia que se indica en OneNYC vision for 2050. En términos más concretos, la ciudad invertirá 500 millones de dólares en proyectos de adaptación que se llevarán a cabo solo en la zona del Bajo Manhattan, incluido Battery Park. En el estudio realizado en marzo de 2019, la ciudad tomó en cuenta algunas condiciones crónicas tales como el aumento en el nivel del mar y fenómenos climáticos tales como las tormentas y las lluvias y olas de calor extremos. La ciudad presentó además un conjunto de herramientas para la adaptación climática organizado en cuatro categorías conforme a edificaciones, servicios públicos, calles y bordes costeros. Entre las medidas recomendadas se cuentan la elevación del borde costero, la implementación de barreras protectoras que puedan desplegarse o la creación de espacios públicos elevados. Además, la ciudad creó la plataforma FloodHelpNY, que informa a los propietarios sobre la forma en que pueden proteger sus viviendas ante las inundaciones que se esperan.