En este artículo, la profesora Carola Hein, experta de la AIVP, comparte sus reflexiones sobre la presencia de la mujer en el mundo marítimo y en las ciudades portuarias. La profesora Hein señala que, aunque con menos visibilidad y debiendo soportar una flagrante discriminación, las mujeres han estado siempre presentes. Aun cuando, según señala, la situación ha mejorado, es claro que todavía hay mucho por recorrer. De hecho, conforme a lo que indica la profesora Hein, nuestra propia Agenda de la AIVP para 2030 debería dar mayor visibilidad a la lucha por la igualdad de género y por un mayor reconocimiento de la función de las mujeres en las ciudades portuarias y en las actividades marítimas en general. Es por este motivo, y en respuesta a sus críticas bien fundadas, que la AIVP debatirá con sus miembros acerca de la inclusión de la igualdad de género entre otros de sus objetivos relevantes. Agradecemos a la profesora Hein por plantearnos este válido argumento y por ayudar a que nuestro trabajo sea mejor.
“¡Las mujeres y los niños primero!” es un bien conocido código de conducta en las situaciones donde la vida se ve amenazada, como, por ejemplo, cuando hay que abandonar un barco . En el Día internacional de la mujer, me pregunto qué tan real resulta este adagio en el mundo marítimo y de la ciudad portuaria.
A primera vista, pareciera que en el mundo marítimo la presencia de la mujer es algo constante y predominante. La sirenita, tal como la describe el autor danés Hans Christian Andersen, es un preciado cuento de hadas. Durante siglos, las sirenas, hermosas y peligrosas, han seducido a los marinos para llevarlos a la muerte, según lo que nos dice el relato. Los mascarones con figura de mujer, a menudo con poca ropa, se han utilizado desde antiguo como adorno en la proa de barcos, los que con lucen con orgullo el nombre de una mujer inscrito en su costado en referencia a deidades femeninas y luego a mujeres mortales, y a quienes llegan a Nueva York , los saluda la Estatua de la libertad. Con todo, si contemplamos las prácticas marítimas y las ciudades portuarias a lo largo de la historia, vemos que se trata, en su mayor parte, de un mundo masculino. Los mares han estado durante siglos bajo el control de los hombres: los comerciantes eran hombres, los armadores eran hombres, los capitanes eran hombres, las tripulaciones estaban compuestas por hombres, y los obreros portuarios eran hombres. Una mujer a bordo era un mal augurio, pues podía distraer a la tripulación que trabajaba en el barco.
Se permitía a las mujeres trabajar en el puerto en labores mal pagadas y similares a las que hacían en casa, o cuando no había suficientes hombres disponibles. Las esposas de los trabajadores portuarios debían llevar el alimento a sus maridos durante el día. Las niñas y mujeres trabajaban en los depósitos, clasificando granos de café. El año 1918, cuando la Primera Guerra Mundial reclutó a los trabajadores de sexo masculino, se permitió que las mujeres trabajaran en la construcción naval en Blohm & Voss, en Hamburgo, aunque por dos tercios del sueldo de sus contrapartes masculinos. La mayoría de las mujeres no entraba al puerto. Las esposas de los transportistas y comerciantes permanecían en sus casas ayudando a sus atareados maridos en la decoración del hogar, la crianza de los hijos y en la creación de redes. Y había otras mujeres que se pasaban la noche como trabajadoras sexuales en las zonas rojas, ofreciendo sus servicios a los hombres que regresaban de su trabajo en el mar, y también a la clientela local.
Fotos de la colección de Ian Harding y de la Fundação Calouste Gulbenkian Art Library
Las cosas han cambiado durante la última década. Las capitanas femeninas, si bien siguen siendo pocas, ya no están ausentes. Viene a la mente Carola Rackete, quien trabaja para Sea-Watch, la organización alemana de rescate marítimo. Rebecca Gomberts, una médico de Ámsterdam que fundó Women on Waves [Mujeres sobre las olas] para proporcionar atención en salud reproductiva a mujeres de países en los que no se ofrecen estos servicios. Hay mujeres con ideas muy claras sobre el futuro del puerto y la ciudad portuaria en posiciones de liderazgo entre las autoridades portuarias. Por ejemplo, Angela Titzrath, presidenta de la empresa alemana de logística y transporte Hamburger Hafen und Logistik AG (HHLA), quien está centrada en lograr lo mejor en cuanto a innovación y tecnología para el puerto de Hamburgo, más que en convertirlo en el mayor puerto. Y Teófila Martínez, quien dirige a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz con el objetivo establecido de crear confianza entre el puerto y la ciudad y de identificar las zonas en las que el puerto puede aportar beneficios a la ciudad. Un proyecto artístico exploró la función de la mujer en los puertos de Hamburgo y Nueva York. Además, existe un grupo cada vez mayor de mujeres investigadoras que exploran la relación entre el puerto y la ciudad, lo que se hizo evidente en los doctorados otorgados recientemente a Renee Rotmans y a Beatrice Moretti, además de la beca individual Marie Curie otorgada a Francesca Savoldi.
Sin embargo, estas mujeres siguen siendo una excepción. La equidad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas, el objetivo n. 5 de los Objetivos de desarrollo del milenio de la Organización de Naciones Unidas, demanda más atención hacia el mundo marítimo y de la ciudad portuaria. La mayor diversidad en los equipos es importante para una toma integrada de decisiones, en especial ante problemas complejos como el del cambio climático y el aumento en el nivel del mar. La representación femenina también es muy importante para las niñas que podrían desear trabajar en el puerto o para este. Incluso en la Agenda de la AIVP (la red internacional de ciudades y puertos), en la que se adaptó al contexto de las ciudades portuarias el Objetivo n. 17 de Desarrollo Sostenible de la ONU, la igualdad de género encuentra solamente un espacio marginal. Como parte del objetivo de la AIVP se menciona la “inversión en capital humano”, pero se esperaría que la igualdad de género cumpla una función importante en otros objetivos también, como, por ejemplo, la identidad o la gobernanza de la ciudad portuaria. Queda mucho trabajo por hacer en la ciudad portuaria y en el mundo marítimo para cumplir el Objetivo n.° 5, y la AIVP puede desempeñar un rol clave en la promoción y el establecimiento de la igualdad de género. Este trabajo no debería limitarse a los esfuerzos individuales. Las instituciones tales como la AIVP pueden desempeñar una función clave en la promoción y el establecimiento de la igualdad de género y en lograr que la ciudad portuaria sea un espacio realmente inclusivo.