Hilda Ghiara es investigadora titular y profesora de tráfico marítimo, puertos y economías regionales de la universidad de Génova (Italia). Ha sido miembro de la red de expertos de la AIVP durante casi diez años. El 2 de julio pasado asistió al webinar de la AIVP sobre Port Centers y nos ofrece una perspectiva que es un excelente complemento para discusión.

Hay dos temas que considero que tendrán mucha importancia para los Port Centers dentro de los próximos años:

  1. el empleo portuario y marítimo, y en particular en qué medida y de qué manera el sector entrará en la economía del saber;
  2. aquello a lo que me gustaría referirme como el problema de la “reputación del puerto”.

Empleos portuarios

El primero de estos temas ha representado siempre un aspecto central de la actividad de los Port Centers, de modo que es un tema que evoluciona con rapidez. El Port Center de Génova, durante su inauguración en 2009, utilizó a modo de símbolo la lista de empleos portuarios con el fin de llamar la atención sobre el siguiente mensaje: en el puerto no hay solo estibadores, también están los transportistas, agentes navieros, funcionarios de aduana, prácticos, capitanes, capitanes de yates, los empleados de la terminal, profesores, periodistas, intermediarios, agentes de seguros, capitanes de puerto, guardacostas, astilleros, empresas de abastecimiento, artesanos, especialistas informáticos, ingenieros, entre muchos más. La idea era poner de relieve la economía del conocimiento con el fin de comprender sus características y problemas críticos en relación con el sector portuario; en este sentido, durante los últimos años los Port Centers de todo el mundo han llevado a cabo experiencias exploratorias relativas al concepto de puerto del conocimiento (véase, por ejemplo, el proyecto “port of knowledge” [Puerto del saber]).

inside Genoa Port Center ©AIVP

Ha pasado un largo tiempo, pero creo que aún debe desarrollarse un entendimiento profundo con respecto a este tema. El enfoque sigue estando en la automatización, pero la dinámica de la innovación es más amplia. En un incisivo comentario formulado en el documento El futuro del empleo, presentado en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en 2018, Sergio Bologna destaca el cambio en el paradigma tecnológico desde la automatización hacia la conectividad, algo bastante diferente. El tipo de innovación en el que las empresas se proponen invertir (más del 80 % de las empresas analizadas en el documento) se refiere a, entre otros, empleos asociados a la inteligencia artificial y la Internet de los objetos. Por lo mismo, se vinculan directamente con el concepto de conectividad más que con el de automatización.

El enfoque en las futuras capacidades laborales asociadas a la innovación se asocia también a la función de planificación logística, particularmente allí donde los operadores del mercado podrían no estar predispuestos a considerar el impacto general de algunas soluciones estratégicas. De hecho, los posibles beneficios de promover soluciones tecnológicas alternativas debería impulsar a las instancias normativas a asistir en tal planificación, en especial si se consideran las implicaciones a largo plazo (por ejemplo, los nuevos modelos de negocios en términos de las futuras capacidades laborales necesarias, el impacto de la automatización y la conectividad, lo desafíos medioambientales asociados).

Los Port Centers deberían desempeñar un papel específico en estos temas centrales, estimulando el debate y promoviendo la recopilación de información basándose en su función cultural y en su simbiosis con los puertos situados en las distintas ciudades. La información sobre tráfico marítimo, movimiento portuario, y otra, está plenamente disponible, y se trata de información con la cual se lleva a cabo una gran cantidad de trabajo crítico e interpretativo gracias a los académicos y a los temas operativos. La producción de conocimientos con respecto a la calidad de los oficios logísticos y portuarios, a los aspectos críticos vinculados a la remuneración del trabajo intelectual son, en cambio, centrales a la idea misma del Puerto del futuro, y debería encontrar su espacio en la agenda de los Port Centers.

El prestigio del puerto

La disociación de los efectos locales y globales en las ciudades portuarias es objeto hoy en día de un amplio debate en el contexto académico y se pone cada vez más de relieve en la experiencia de las ciudades individuales. Los Port Centers se han centrado siempre en los problemas críticos originados por este fenómeno, con base en la idea de que, por medio de una eficaz actividad comunicacional, es posible superar la mala reputación del puerto. Desde el principio, los principales retos para los Port Centers han sido superar la mala reputación de los puertos en cuanto a elemento perturbador de la armonía de los turistas en las ciudades y mejorar su integración funcional y económica en el contexto urbano. En estos años, un elemento común ha sido, sin dudas, la posibilidad de dejar explícito el valor didáctico y cultural, y por qué no incluso turístico, del puerto en sí. Pero el desafío del prestigio del puerto es complejo, y ambiguo. Son muchos los temas que intervienen hoy, algunos más claros y otros que aún es necesario explicar.

logo agenda aivp 2030Ciertamente, la eclosión del concepto de sostenibilidad (ambiental, económica y social) ha dictado un programa específico para los puertos. El trabajo de las instituciones en iniciativas tales como la Agenda de la AIVP para 2030 o el Programa mundial de sostenibilidad portuaria (WPSP, por sus siglas en inglés) es muy importante, y aumentan las tentativas por lograr que estos principios se vuelvan concretos y palpables por medio de prácticas innovadoras (véase el programa “Port of the Future” [Puerto del futuro] de la Unión Europea que se está implementando actualmente). Otro aspecto central es el análisis de impacto sobre los puertos de las cadenas logísticas articuladas, una perspectiva en la que, si bien la digitalización avanza con rapidez, carece con frecuencia de un análisis de su impacto económico real en el territorio. Además, sigue siendo difusa la línea que distingue entre externalidades positivas y negativas entre las distintas áreas y participantes involucrados. Muchos académicos y profesionales han comenzado a formular análisis y balances, y los Port Centers pueden desempeñar una función importante en la promoción y difusión de estas reflexiones, quedando en condiciones de ir más allá de la simplificación y la consigna.

La reputación, sin embargo, es también responsabilidad de los puertos en cuanto a la industria naviera. El anterior desarrollo de la industria de cruceros y las perspectivas de crecimiento (datos sobre los márgenes de crecimiento del mercado), por ejemplo, recibió elogios por un supuesto impacto económico, pero sigue siendo muy crítico en su relación con las ciudades (véase, por ejemplo, la sincera y franca intervención del presidente de la Autoridad portuaria del norte del Mar Adriático en el Diálogo sobre cruceros celebrado en Cartagena en 2020). Con certeza, parte de la reputación se relaciona con la capacidad de negociación de las ciudades, y con la posibilidad de administrar bienes irreemplazables tales como los centros históricos urbanos en flagrante y autoritario contraste con la anónima uniformización del enorme crucero.

Por último, vale la pena mencionar el asunto aún sin explorar de la responsabilidad social de los puertos en cuanto a los productos en cuyo tránsito participan. Desde este punto de vista, resultan interesantes algunas recientes acciones emprendidas en puertos franceses e italianos con el propósito de llamar la atención hacia la función de los puertos con respecto al tránsito de equipo militar con destino a zonas en guerra en las que se pasan por alto los derechos humanos. En resumen, según esta perspectiva, son los derechos humanos el objetivo fundamental de la sostenibilidad social, y no solo el tipo de productos que se utilizan para violarlos. Estas iniciativas ponen una renovada y dura atención en la relación que existe, no tanto entre los puertos y la cantidad de contenedores, sino que entre los puertos y aquellos productos en cuyo tránsito participan. Una perspectiva normativa que, más allá del carácter político de estas acciones, invita a una provechosa reflexión sobre las cadenas logísticas en general.